jueves, 28 de octubre de 2010

EL SUSURRO DE LAS SOMBRAS


Este es un libro lleno de sentimientos de pérdida, de amistad y de amor. Su protagonista comienza esta historia policíaca con la enfermedad y muerte de su hijo Justin, y la separación de su mujer, lo que le sume en un gran dolor que le lleva a esconderse en una pequeña isla frente a Hong Kong. Sin familia alguna, tan solo soporta la compañía de un antiguo amigo chino, David, policía honrado que no se deja llevar por la corrupción y extorsión que hay en su profesión en la China actual, como herencia de la Revolución, con Mao a la cabeza en la que se sumió el país. Por casualidad se ve involucrado en la investigación de la desaparición y asesinato de un americano, hechos que le llevan a salir de su pecera y le hacen reflexionar sobre su vida. Para redondear la trama, nos encontramos también con una historia de amor, Christine, una china que también a sufrido lo que supuso la Revolución y que le ama pacientemente, esperando que el supere su duelo.
Nos acerca a lo que supuso la Revolución china y las consecuencias que ella supuso en la actual China, nos habla de las condiciones laborales en las que viven los chinos, así podemos entender ese desembarco masivo de "chinos", porque quien no tiene como poco uno de ellos cerca de casa.
El relato no deja de ser atractiva, por la historia policíaca que desarrolla y a la vez de una gran belleza, por la forma de desarrollar el cambio en el estado de ánimo del protagonista, donde se mezcla el dolor de su pasado y el deseo de sobreponerse en la actualidad, algo que también le ocurre a China.
El susurro de las sombras, tanto los que oyen ellos como los demás personajes los interpreto como esa voz interior que a veces te habla de lo correcto e incorrecto, del bien y el mal y de otros mil antagonismos que nos embargan. Un susurro que a veces son gritos y sombras que a veces ven la luz. Dichosa voz interior.
Nos organizamos un viajecito a China???, es lo interesante de la lectura, que uno puede viajar en el espacio y en el tiempo sin moverse del sofa. El que no se consuela es porque no quiere.

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